Añadir un puñado de frutos secos a tu dieta diaria te aportarán infinidad de beneficios que no debes dejar pasar. Además de deliciosos son saludables, elígelos al natural, aportan pocos hidratos de carbono y mucha fibra, minerales, proteínas, vitaminas y antioxidantes. Incluirlos en la dieta diaria mejora nuestra salud sin aumentar de peso.
Nuez para un corazón sano y cerebro en forma (649 kcal/ 100g)
Su alto contenido grasas saludables (Omega 3), en fósforo (409 mg/100g), en vitaminas del grupo B, ácido fólico y magnesio (120,5mg/100g) ayuda a mantener nuestros huesos y dientes sanos, protege el corazón y mejora las funciones cerebrales. Siempre es mejor comprar las nueces enteras y partirlas en casa para aprovechar mejor todos sus beneficios. Y lo mejor: nos pone de buen humor.
Almendra para perder peso y tener unos huesos fuertes (610 Kcal/ 100g)
A pesar de su alto contenido calórico contiene mucha fibra (13,50g/100 g) lo que ayuda a controlar la obesidad y reducir el colesterol. Además es rica en vitamina E, magnesio y una de las fuentes no animales más ricas en calcio bueno para los huesos, dientes, sistema nervioso y ayuda a combatir las migrañas.
Cacahuete para tener unos músculos fuertes (613 kcal/100 g)
Rico en fósforo, vitaminas E, B5 y nutrientes (fósforo, potasio, zinc, fibra, calcio, hierro…) Ayuda al desarrollo muscular y de los huesos. También regula la hipertensión arterial, previene la artritis y combate la fatiga ¡y el estrés! Si eliges crema de cacahuete opta por una sin azúcar.
Pistacho para mantener el colesterol a raya (603 kcal/100 g)
Reduce el colesterol malo y aumenta el bueno, protegiéndonos de enfermedades cardiacas. Pero aporta mucho más: cuida del sistema nervioso e inmunológico, la piel y la vista. Todo por su riqueza en vitaminas E, B6 y B1.
Anacardos contra la depresión (577 kcal/100 g)
Si estás decaída o agotada, toma anacardos. Su contenido en vitamina B1 (0,63mg/100g) y en magnesio 267mg/100g) ayuda a superar el estrés, la depresión y está recomendado en el embarazo, lactancia o tras una operación y sin añadir ni un miligramo de colesterol malo.